viernes, 8 de octubre de 2010

El significado de Karate-Do


TEXTO DE KARATE-DO KYOHAN
     En Okinawa, un misterioso y milagroso Arte Marcial ha llegado a nosotros desde el pasado. Se dice que quien domina sus técnicas puede defenderse fácilmente sin necesidad de utilizar arma alguna y puede realizar hechos notables: romper gruesas tablas con el puño o paneles del techo de una habitación de una patada; con su shuto (mano en espada) puede matar a un toro de un solo golpe; pude agujerear el costado de un caballo con la mano abierta; puede cruzar una habitación agarrando las vigas con los dedos; aplastar un tallo
de bambú verde con su mano desnuda; esquilar una soga de cáñamo de una torcedura, o agujerear rocas blandas con sus manos.
     Algunos consideran estos aspectos de este Arte Marcial como la esencia del Karate-do. Pero semejantes hechos sólo son una pequeña parte del Karate, jugando un papel análogo a la “prueba de cortar paja” de Kendo (esgrima japonesa), y es erróneo pensar que en Karate-do no hay nada más que esto. De hecho, el verdadero Karate-do da más importancia a lo espiritual que a lo físico. El verdadero Karate-do es esto: en la vida diaria, el cuerpo y la mente de uno deben ser entrenados y desarrollados en un espíritu de humildad; y en los momentos críticos se debe estar totalmente dedicado a la causa de la justicia.
EL CARÁCTER “KARA”
     El Karate-do es un peculiar Arte Marcial de Okinawa en sus orígenes, aunque en el pasado tendía a ser confundido con el Boxeo Chino por el uso del carácter chino “kara” en su nombre más temprano. Durante los últimos cien años, ha sido estudiado y practicado por maestros y expertos, gracias a los cuales ha sido nutrido, perfeccionado y formado en el unificado Arte Marcial que es hoy, y que tuvo lugar en Okinawa. Por consiguiente, no es una distorsión el representarlo como un Arte Marcial de Okinawa.
     Uno puede preguntarse por qué el carácter chino “kara” ha sido utilizado durante tanto tiempo. Como trato en la sección “El desarrollo del Karate-do”, creo que la influencia de la cultura china estaba entonces en su momento dorado en Japón, muchos expertos de Artes Marciales viajaban a China a practicar el Boxeo Chino. Con sus nuevos conocimientos, alteraron el Arte Marcial ya existente, llamado Okinawa-Te, desechando sus defectos y perfeccionándolo, convirtiéndolo en un arte elegante. Se puede especular que en aquella época “kara” (el carácter chino) era considerado un nombre nuevo apropiado. Desde entonces, incluso en el Japón contemporáneo, hay muchos que se interesan por cualquier cosa que sea extranjera. No es difícil imaginar la alta consideración hacia algo chino que prevaleció en Okinawa durante ese periodo. Incluso en el presente, la carencia de los jóvenes escritores de un mobiliario compuesto exclusivamente por muebles chinos en su casa, era un serio impedimento para la influencia social de muchas de las principales familias. Con este fondo, la razón para elegir el carácter chino “kara”, que significa “Chino”, como un caso simple de exotismo está clara.
     Siguiendo la tradición, el escritor ha continuado usando el carácter chino en el pasado. Sin embargo, por la frecuente confusión con el Boxeo Chino, y el hecho de que el Arte Marcial de Okinawa puede ser ahora considerado un Arte Marcial japonés, es inapropiado, y continuar usando el viejo “kara” en el nombre tiene un sentido degradante. Por esta razón, y a pesar de muchas protestas, hemos abandonado su uso reemplazándolo por el nuevo carácter “kara”.
EL SIGNIFICADO DE “KARA” 
     La primera connotación que indica “kara” (carácter japonés) es que la técnica de Karate permite a uno mismo defenderse con sus manos y puños desnudos, sin armas. Seguidamente, al igual que el claro espejo que refleja sin distorsión, o el eco del valle tranquilo que repite un sonido, así debe el estudiante de Karate limpiarse de egoísmo y malos pensamientos, pues sólo con una mente clara y consciente puede entender lo que recibe. Este es otro significado del elemento “kara” en Karate-do.
     Aquel que estudia Karate-do debe siempre esforzarse para ser interiormente humilde y exteriormente gentil. Sin embargo, el que decide apoyar la causa de la justicia, debe tener el coraje expresado en la frase “¡Incluso contra diez millones de enemigos, yo voy!”. Así, se es como el verde tallo de bambú: con el “kara” en el interior, recto, y con muestras de ser generoso, gentil y moderado. Este significado también está contenido en el elemento “kara” de Karate-do.
     Finalmente, de forma fundamental el Universo está vacío (“kara”), vacío de él mismo. Hay muchas clases de Artes Marciales, Judo, Kendo, So-jitsu (Técnicas de lanza), Bo-jitsu (Técnicas de palo), y otras muchas, pero fundamentalmente todas residen sobre la misma base que el Karate-do. No es exagerado decir que el sentido original del Karate-do coincide con las bases de todas las Artes Marciales. Es de este vacío, del que se forma. El “kara” de Karate-do tiene este significado.
     La palabra “bu” de “Budo” (Artes Marciales) se escribe con el carácter chino para “detener”, insertado dentro de otro carácter formado por dos alabardas cruzadas, y su significado final viene a ser “detener el conflicto”. Puesto que el Karate es Budo, se debería reflexionar profundamente en este concepto tratando de no usar los puños de manera desconsiderada.
     Juventud es sinónimo de justicia y vigor. El vigor es estimulado por “bu” (Artes Marciales) y puede desbordarse en buenas o, a veces, malas acciones. Por tanto, si el Karate-do es seguido correctamente, pulirá el carácter, y su practicante apoyará la causa de la justicia, pero si se usa con malos propósitos, podría llegar a corromper la sociedad y volverse contrario a la humanidad.
     La fuerza debe usarse como último recurso, únicamente cuando el sentido de humanidad y justicia no pueden prevalecer, pero si se hace uso de los puños libremente sin consideración alguna, la persona perderá el respeto de los demás y será vilmente tratada y censurada por sus bárbaras acciones. De todas formas, es natural que un joven fogoso, al principio, tienda a ser temerario en la palabra y en la acción, por lo que la prudencia es cosa esencial.
     Se debe tener dignidad sin ferocidad. Las artes marciales deben llevar a uno a este grado. No sirve para nada el actuar temerariamente sin propósito alguno causando daños a los demás. Los maestros y santos pueden parecer bobos. Las personas pretenciosas demuestran al mundo que son tan solo principiantes.
     Quedarse quieto es retroceder; los que piensan que ya han aprendido todo y se tornan engreídos y fanfarrones, quienes hablan de sus propios méritos después de haber dominado los pasos de algunos kata o haber adquirido destreza en sus movimientos físicos, no son dignos de ser considerados como estudiantes serios en las Artes Marciales.
     Se dice que incluso un gusano que tiene una longitud de tres centímetros, posee un alma de centímetro y medio; así mientras se va ganando habilidad en el Karate, se debe ir teniendo mayor cuidado con la palabra. También se dice que cuanto más alto es el árbol, más fuerte es el viento, pero, ¿acaso hasta el sauce no se las ingenia para soportar el viento?. De manera similar el estudiante de Karate-do debe considerar el buen comportamiento y la humildad como las más altas de las virtudes.
     Mencio dijo: “Cuando el Cielo está a punto de conferir una importante misión a un hombre, primero amarga su corazón en su propósito: le obliga a ejercitar sus huesos y nervios; hace que su cuerpo padezca de hambre; inflige sobre él deseos y pobreza y confunde su empeño. De esta manera estimula su voluntad, fortalece su carácter y le hace así capaz de llevar a cabo lo que de otra forma no hubiere podido lograr”.
     Si la introspección revela que uno es injusto, no importa cuan bajo pueda ser el oponente, ¿acaso no sentiré miedo? Si la introspección revela que uno es justo, iré aunque sea contra mil o diez mil hombres.
     Un caballero debe ser cortés y nunca amenazante; próximo, pero jamás atrevido; matar pero nunca humillar; ningún signo de indecencia puede ser encontrado en su morada; su alimentación nunca es pesada; incluso un pequeño error es corregido, pero sin acusación. Así es su fuerza de la voluntad.
     Un caballero debe ser amplio de mente y de voluntad fuerte. Las responsabilidades serán pesadas y el camino largo. Haz de la benevolencia tu obligación para toda la vida. Esta es con toda seguridad una importante misión. Es un esfuerzo de toda una vida, verdaderamente un largo viaje.
     Un hombre común desenvainará su espada al ser ridiculizado, peleará arriesgando su vida, pero no puede ser llamado valiente por eso. El hombre verdaderamente grande no se inquieta, incluso cuando repentinamente se vea enfrentado con hechos inesperados o de crisis; ni se enoja cuando se encuentra en situaciones que no las ha creado él mismo, y ello se debe a que posee un gran corazón y su mira es elevada.
KEN NO TAIYO HAKKU (Ocho versos sobre las Artes Marciales):
  • La mente es lo mismo con el cielo y la tierra.
  • El ritmo circulatorio del cuerpo es similar al sol y la luna.
  • La Ley incluye dureza y suavidad.
  • Actúa de acuerdo con el tiempo y el cambio.
  • Las técnicas ocurrirán cuando se encuentre un vacío.
  • El Ma quiere avance y retroceso y separación y encuentro.
  • Los ojos no pasan por alto ni el más ligero cambio.
  • Las orejas oyen bien en todas direcciones.
      Por tanto, digo: conoce al enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas nunca estarás en peligro. Cuando desconoces al enemigo pero te conoces a ti mismo, tus posibilidades de ganar o perder son equivalentes. Si no conoces al enemigo ni te conoces a ti mismo, en cada batalla estarás ciertamente en peligro.
     Pues conseguir cien victorias en cien batallas no constituye la mayor habilidad. Dominar al enemigo sin luchar, ésta sí es la más alta habilidad. Cuando las aves de presa atacan, vuelan bajo sin extender sus alas. Cuando las bestias salvajes están a punto de atacar, se agazapan con las orejas pegadas a la cabeza. De igual forma, cuando el sabio está a punto de actuar, siempre parece algo torpe.
     Lin Hung-Nien dice que una piedra sin agua dentro es dura. Un imán natural sin agua dentro es denso. Si un cuerpo es duro por dentro y denso por fuera, ¿cómo puede ser penetrado?. Si una cosa tiene una apertura, será llenada. Si una cosa tiene una cavidad de una pulgada entonces una pulgada de agua la llenará.
Maestro Gichin Funakoshi


PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN DE KARATE-DO KYOHAN
     Veinte años han transcurrido desde la publicación de la primera edición de “Karate-do Kyohan: El Texto Maestro”. Recuerdo con cierta emoción la publicación en 1922 de un primer libro, “Ryukyu Kempo: Karate”, y la subsecuente publicación del segundo, “Renten Goshin Karate-jitsu”, que tuvo varias ediciones. El honor que me produjo el hecho de que el emperador y miembros de la familia imperial leyeran el segundo libro, fue fuente de profunda gratificación y humildad para mí. Entonces, después de más de diez años de entrenamiento y experiencia adicionales, y alrededor de dos años de revisión y corrección de partes incompletas del Karate-jitsu, publiqué “Karate-do Kyohan: El Texto Maestro”. La alegría que sentí a la aparición de este libro sigue tan real dentro de mí como si su publicación hubiera ocurrido ayer.
      Como resultado del desorden social que siguió a la Segunda Guerra Mundial, el mundo del Karate se dispersó, igual que muchas otras cosas. Aparte del declive del nivel técnico experimentado durante estos tiempos, no puedo negar que hubo momentos en los que llegué a darme cuenta con dolor del casi irreconocible estado espiritual al que había llegado el mundo del Karate comparado con aquel que había prevalecido en el tiempo en que yo lo presenté y comencé a enseñar. Aunque se puede afirmar que tales cambios son sólo el resultado natural de la expansión del Karate-do, no es tan evidente que se deban mirar tales resultados con regocijo en vez de verlos con cierto recelo.
      Es por tanto, con una mezcla de sentimientos de alegría y remordimiento que he observado y he intentado proporcionar una mejor dirección al curso del mundo del Karate, y no sé cómo estimar la influencia que yo pueda todavía ejercer sobre su fuerte corriente. En todo caso, estando ya cercano a los noventa años de edad, no debo especular sobre el futuro. Durante varios años he pensado acerca de la necesidad de volver a publicar este libro. Recientemente, tratando de localizar una copia de la primera edición en la larga lista de librerías de viejo que hay en el distrito Kanda de Tokyo, me sorprendí por su escasez y elevado precio. Además, había recibido muchas peticiones de una nueva edición por parte de mis alumnos y ahora estoy convencido de que un libro así todavía puede resultar de utilidad para aquellos que lo buscan. Al abordar la escritura del nuevo libro, a diferencia de mis anteriores sentimientos, me ha sobresaltado la profundidad del Karate-do, hasta el punto en que incluso a veces he vacilado, y como resultado el escrito se ha ido extendiendo en los tres últimos años. No obstante, he estimado que si estos profundos aspectos del Karate no se ponen en marcha ahora a algún nivel, puede que nunca se haga en el futuro, y es con este reconocimiento y con la mayor humildad les entrego esta segunda edición.
     A mis alumnos, y a todos aquellos que dedican su tiempo al Karate, deseo expresar que me llena la esperanza de que llegaréis a comprender mi serio anhelo y de que vosotros mismos completaréis esta obra; así su objetivo será cumplido.

Gichin Funakoshi

Tokyo, 13 de Octubre de 1956

EL CAMINO DE LAS TECNICAS

     El tremendo poder defensivo y ofensivo del Karate-do es bien conocido. El Karate-do es un arte por medio del cual uno puede derrotar a sus enemigo con un solo ataque de puño o una patada, sin armas. El valor del arte depende de quien lo aplica. Si su aplicación es por un buena causa, el arte es de gran valor; pero si es mal utilizado, entonces no hay peor arte ni más dañino que el karate.
     El uso indiscriminado del arte del karate causaría una gran preocupación pública y es cierto que no se pueden negar sus peligros potenciales. Sin embargo, sería lamentable que la práctica de este misterioso arte, el cual puede uno sentir con razón tan orgulloso si se usa con propiedad, fuera evitada simplemente por ser demasiado peligroso. El origen de esta preocupación está en su mayor parte basado en la mala interpretación que han hecho algunos instructores de carácter débil, quienes irreflexivamente han puesto todo el énfasis del entrenamiento en las técnicas, en vez de ponerlo en los aspectos espirituales del dô, y también la mala conducta y pobre actitud de algunos estudiantes que aprenden este arte únicamente como una técnica de lucha. Hay incluso casos extremos en los que los alumnos son animados a emplear el karate en reyertas. Admoniciones tales como <Nunca mejorarás ni pulirás tus técnicas sin un poco de aplicación real en peleas>, o <Si no puedes vencer a fulano, entonces es mejor que dejes el entrenamiento de karate de una vez>, son realmente dañinas para la reputación del Karate-do. Sin embargo, tales palabras tan solo muestran la falta de sentido de aquellos que no saben absolutamente nada acerca del Karate-do. Adecuadamente concebido, enseñado y practicado en su verdadero espíritu, este arte no solo es la antítesis de la peligrosidad, sino que de hecho admite pocas comparaciones como arte marcial profundamente noble (budo).
     Las drogas fuertes son peligrosas. El veneno temible. Sin embargo no hay una sola persona en el mundo médico que abogue por suprimir las drogas. El peligro de las drogas duras y los venenos depende de su uso, y aplicados correctamente pueden ser de gran utilidad. El Karate-do, usado impropiamente, es ciertamente peligroso y dañino. Pero por la misma razón de que es peligroso, el karate, también, si se aplica adecuadamente, puede dar resultados de gran valor. Cuando a un paciente se le receta una medicación poderosa, se le hace comprender su naturaleza y se le enseña su correcto uso. De la misma forma, a aquellos que aprenden Karate-do se les debe enseñar a comprenderlo desde el principio, e instruirles en su uso apropiado. La correcta comprensión del karate y de su uso es el Karate-do.
     Una persona que se entrene conscientemente en este dô y realmente comprenda su esencia, jamás será empujado a pelear con facilidad. Un ataque o una sola patada determina la vida o al muerte. El karate es solo aplicado con motivo en esas raras ocasiones en que uno realmente debe vencer a otro o ser vencido por él. Esta situación se experimenta posiblemente una sola vez en la vida de una persona normal, y por tanto puede haber tan solo una ocasión para usar las técnicas de karate, o tal vez ninguna.
     Siempre he dicho a mis alumnos, <El arte no hace al hombre, el hombre hace el arte>. Los estudiantes de cualquier arte, incluyendo ciertamente el Karate-do, no deben olvidar jamás el cultivo de la mente y el cuerpo. En Karate-do, el fin individual de cada uno no puede ser el mejoramiento de su salud, o el entrenamiento de su cuerpo para que funcione eficientemente. Puede desearse desarrollar la fuerza en los brazos, piernas o cuerpo, o conseguir serenidad y fortaleza espiritual. Abiertamente, uno puede querer aprender karate para desarrollar una mayor humildad. Todos estos fines tienen que ver con el autodesarrollo. En contraste, en el momento en que uno emplea mal las técnicas, por ejemplo combatiendo de forma que cause lesiones a otro o a sí mismo, o atraiga el deshonor sobre él, anula cualquiera de los beneficios y méritos del Karate-do. Tal uso impropio, que es producto de una comprensión superficial, es de hecho una autoderrota.
     A través del hombre las técnicas se convierten en arte. Debo repetir seriamente: "No utilicéis erróneamente las técnicas de karate".
     El verdadero karate, es decir, el Karate-do, se esfuerza internamente por entrenar la mente para desarrollar una clara consciencia que permita hacer frente al mundo con la verdad, mientras que externamente va desarrollando la fuerza física hasta poder vencer incluso a feroces animales salvajes. Mente y técnica deben ser uno en el verdadero karate.
     Aquellos que siguen el Karate-do, deben considerar la cortesía como de básica importancia. Sin cortesía se pierde la esencia del Karate-do. La cortesía debe ser practicada, no solo durante el periodo de entrenamiento de karate, sino en todos los momentos de la vida diaria. El estudiante de karate debe hacerse humilde para recibir instrucción. Puede decirse que una persona presuntuosa o engreída no está preparada para seguir el Karate-do. El estudiante debe estar siempre consciente y receptivo a las críticas de los demás; debe ser constantemente introspectivo y reconocer de buena gana cualquier falta de conocimiento, en vez de pretender saber lo que no sabe.
     Aquellos que siguen el Karate-do no deben abandonar jamás ni su pensamiento humilde ni sus buenos modales. Es el individuo de mente pequeña el que gusta jactarse tras haber conseguido desarrollar alguna pequeña habilidad, y los que con poco conocimiento se comportan como si fueran expertos, son en realidad pueriles. Es por causa de la gran cantidad de falsos artistas marciales que hay en el mundo, por lo que el público tiende a ignorar al artista marcial o a considerarlo salvaje. Por ello muchos practicantes serios de artes marciales se sienten avergonzados. Los estudiantes de Karate-do deberían tener siempre esto en mente.
     Aquellos que siguen el Karate-do desarrollarán coraje y fortaleza. Estas cualidades no tienen nada que ver con acciones fuertes o con el desarrollo de técnicas poderosas en sí mismas. Se debe poner mayor énfasis en el desarrollo de la mente que en el de las técnicas. En el caso de una grave crisis pública, se ha de tener el coraje, si así lo requiere el bien de la justicia, de enfrentarse a un millón y un oponente. Para el estudiante de karate, la más vergonzosa característica es la indecisión.
     Durante muchos años, he dedicado humildemente mi vida a la introducción al Karate-do a los demás. Durante el curso de todos estos años, he tomado contacto con sucesivas generaciones de entusiastas del karate. Afortunadamente, mis puntos de vista han sido comprendidos por ellos, y su profunda humildad y nobleza les han granjeado el apoyo incondicional de la gente. Creo que este buen resultado en un tesoro que hemos hallado juntos a través de nuestro mutuo esfuerzo en el karate.
      En pocas palabras, entonces, aquellos que siguen el karate no deberían detenerse meramente en el perfeccionamiento de sus técnicas.    
     Antes bien, espero que dediquen sus vidas a buscar el verdadero Karate-do. Porque la vida a través del Karate-do es la vida en sí misma, pública y privada.
(Funakoshi Sensei)


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